De niño y adolescente, ¿era el empollón de la clase? ¿Desde cuando posee esa gigantesca curiosidad por la Historia?

Juan Eslava Galán (JEG) Nunca he sido empollón. Era más bien un alumno desastroso al que expulsaron de algunos centros escolares. Sin embargo mi curiosidad por la historia la he tenido desde que tengo uso de razón.



En alguna ocasión ha dicho que la etapa histórica que más le atrae es el Medievo, de hecho, se doctoró con una tesis sobre un tema de historia medieval. ¿Qué le atrae tanto de esos diez siglos de la Historia de la Humanidad?

JEG. Quizá el hecho de que la Edad Media se preste más a la especulación heroica, ese mundo de caballeros y damas.



Con “En Busca del unicornio” ganó en 1987 el Premio Planeta, lo cual le convirtió en un escritor muy famoso. Sin embargo, entre 1996 y 2004 escribió algunas novelas (“Los templarios y la mesa de Salomón”, “La sangre de Dios”, “Las trompetas de Jericó”, “Los falsos peregrinos” y La lápida Templaria”) bajo el seudónimo de Nicholas Wilcox…¿por qué decidió esconder su identidad bajo este nombre?

JEG. Tuve la curiosidad de probar la pluma en una novela tipo best-seller, se publicó con un éxito sorprendente y la editorial me pidió que escribiera más en el mismo tono y dado que soy un chico fácil lo hice.



Es autor de una serie de ensayos históricos para escépticos… ¿considera el escepticismo una virtud (individual y/o colectiva)?

JEG. Sin duda alguna el escepticismo es una gran virtud tanto individual como colectiva.



Acaba de publicar “Enciclopedia nazi contada para escépticos”, en la que ha vertido años de estudio y reflexión sobre una época oscurísima en el corazón de la Europa más civilizada. ¿Cómo puede en solo trece años (los que permaneció Hitler en el poder) convertirse el hombre en un lobo tan despiadado para el hombre?

JEG. Es un fenómeno interesante cómo un grupo de inadaptados e incompetentes consiguen llevarse al huerto a la nación más culta de la Tierra. Hitler era un gran embaucador que en un momento dictó a los alemanes lo que querían oír y en el momento siguiente los encadenó y los sometió a un régimen de terror.



En 2020 publicó “La Biblia contada para escépticos”…¿No temió que se le echaran encima los dogmáticos y los religiosos fundamentalistas?

JEG. A mi edad empieza a importarme poco la opinión de los fundamentalistas que se creen en posesión de la verdad. Mi compromiso conmigo mismo es decir lo que pienso.



En 2008 publicó “Califas, guerreros, esclavas y eunucos. Los moros en España”, un ensayo magnífico en el que aborda el esplendor de Al Ándalus y la confluencia de tres culturas (musulmana, judía y cristiana)… ¿En qué consistió ese esplendor? ¿Hubo realmente convivencia o simplemente coexistencia?¿Cuánto hay de mito y cuánto de realidad en la interacción armoniosa entre las tres comunidades? ¿Qué lecciones debemos extraer de esa etapa?

JEG. Nunca hubo convivencia sino solamente coexistencia y cada grupo abusó de los otros cuando pudo. A mi juicio el islam es inasimilable en las sociedades cristianas que intentan inspirar sus leyes en la Declaración de Derechos Humanos.



Otra de las virtudes de “Califas, guerreros, esclavas y eunucos. Los moros en España” es que pone de relieve tanto la heterogeneidad del mundo árabe como la heterogeneidad de la religión musulmana. También, la diferencia entre fe musulmana e identidad islámica u orden islámico. ¿Dónde deberían estar los límites de la tolerancia con los intolerantes?

JEG. Creo que es un error tolerar a los intolerantes.

El humor jalona casi toda su obra….¿preside también su vida y su manera de entender el mundo?

JEG. Creo que no, Creo que soy una persona seria… lo que ocurre es que intento explotar la vena humorística de cada situación.

¿Tiene ya alguna nueva obra en el horno?

JEG. Estoy escribiendo una Reconquista contada a los escépticos.



Entrevista realizada por María Viedma

María Viedma

Escritora